En muchas ocasiones los padres y madres nos preocupamos al observar en nuestros hijos conductas y actitudes que observamos, escucharles algunas reflexiones o preguntas que nos hacen sobre determinados temas de su interés, y en ocaciones no sabemos cómo actuar, cómo responder a sus inquietudes y preocupaciones. Desconocemos si esa forma de actuar o de pensar de nuestros hijos están dentro de los parámetros que podemos considerar como normales o, por el contrario, nos encontramos ante una situación extraña, rara, que requiere de la actuación de un especialista.

El Presente Blog intenta aclarar estas dudas dando una visión de cuál sería una actitud normalizada para cada edad por la que nuestros hijos e hijas van atravesando a lo largo de la etapa escolar. Ayudándonos a afrontar de una forma natural aquellas actitudes o pensamientos que se corresponden con su edad, mientras que si no es así podemos tener unas pautas de actuación que nos ayuden a encauzarlo por el camino correspondiente.

Concepciones acerca del niño en la Antigüedad           

La niñez ha sido considerada de diferentes formas a lo largo de la historia.

Antiguamente se pretendía formar hombres libres, convirtiéndolos en niños duros, preparándolos a dificultades extremas como el frío, hambre, dolor sin orientaciones de estudio y trabajo forzosos a fin de que esto no impida el crecimiento. Tiempo después uno de los objetivos de algunas civilizaciones, era formar oradores  con el fin de hermosear el alma de los jóvenes y así mediante la labia acceder a la educación, en donde sólo proseguían los estudios los varones de familias acomodadas y, excepcionalmente, alguna mujer con un maestro.

Posteriormente la Iglesia controlaba la educación religiosa., en este periodo el niño es considerado como un individuo para servir a Dios, a la iglesia, en donde el niño era considerado como un ser perverso y corrupto que debía ser socializado y redimido mediante la disciplina y el castigo, permitiendo que en esta época no se observa una preocupación por la infancia como tal. Finalmente el infante era concebido  como hombre en miniatura, que debía llegar a su estado superior (la adultez), y  por lo tanto sólo el tiempo podría curar a la niñez de sus imperfecciones. Todo esto implicó, que muchos niños sean privados del calor hogareño, del afecto maternal y que sean considerados por la familia como una molestia.

Podemos reconocer así que el niño antes de la modernidad era considerado como un adulto pequeño, como parte del mecanismo de una sociedad, al cual la socialización debía transformar.

A fines del siglo XVII, se comienza a tener en cuenta los aspectos emocionales, se resalta la importancia del juego y la comunicación entre el profesor y el alumno, liberando a los niños de trabajos pesados.

Es importante resaltar que el industrialismo, movimientos obreros y los intereses empresarios entregaron a la infancia un estatus especial, favorecido por una enseñanza primordial que luego se convirtió en obligatoria. Finalmente en el siglo XX, se declaran los derechos del niño y existe un mayor promedio de vida.

¿Qué perspectivas tenemos para conocer la infancia?

Debemos considerar una perspectiva basada en los niños, desde el respeto a sus derechos, hasta conocer cuáles son las condiciones en las que debe crecer un niño para lograr su buen desarrollo integral y también para la construcción de su propia imagen, que contempla los aspectos físicos, psíquicos, sociales, cognitivos y espirituales, Comprendiendo que un niño sano se entiende por aquel que tiene una nutrición adecuada, respectivos cuidados emocionales y un ambiente seguro y confortable, permitiendo que logre desarrollar las potencialidades, convertirse en un adulto protagonista de su vida social con responsabilidad y creatividad, ya que, desde que nace se inicia una relación comunicativa niño adulto, que irá evolucionando según las capacidades o adquisiciones del niño, lo cual permitirá  reciprocidad con otros niños y niñas para el desarrollo infantil, que contribuirán a la formación de su auto imagen.